Crónica Marcha das Rosquillas (Ponteareas)

El día 30 de Enero de 2011 será recordado porque 7 de los 10 miembros de La Banda se juntaron para pedalear algo que no ocurría desde la Marcha Nocturna del año 2009. El evento escogido para tal acontecimiento no fue otro que la edición del 2011 de la Marcha de las Rosquillas celebrada en Ponteareas.

Silvia y Sara estaban preocupadas por si serían capaces de terminar la marcha y Casalini, ¡coño! ¿dónde estaba Casalini? desde el Jueves no se le vio el pelo. Recluido en su casa lo único que hacía era descansar, temblar, reponer fuerzas y ver las fotos de cuando coronó los Lagos de Covadonga.

Por fin llegó el día, 3 grados de temperatura, mañana despejada y mil bikers dispuestos a disfrutar de su afición favorita, o sea los ingredientes perfectos para una gran mañana de Mountain Bike.

Entre los gritos de los participantes, los nervios de Silvia y Sara, la alegría de Abel, Balbís, Iago y el Cheri, y el fuerte hedor de la caquita de Casalini comenzamos a pedalear por tierras Ponteaerenses. Los primeros kilómetros transcurrieron por asfalto y así se facilitó que el gran pelotón se fuera dispersando para evitar en la medida de lo posible los embotellamientos en el monte. Las posiciones en el pelotón se definieron pronto, Silvia pegada a su mentor Iago junto con Balbís y el Cheri iban por delante mientras que Abel se quedó en retaguardia acompañando a Casalini y Sara. El peso extra de la mochila de Abel lo formaban unos pañales y un chupete por si lloraba el niño porque cagao ya iba.

Las subidas de monte no fueron especialmente duras (a excepción de la que estaba justo antes del avituallmiento y el kilómetro y medio que estaba hacia el final de la marcha) y al no haber mucho barro y discurrir por pistas anchas no albergaban grandes dificultades. La subida más dura antes del avituallamiento fue tras un cruce en la carretera donde un cartel advertía de la dureza que entrañaba. A medida que se ascendía la pista se inclinaba más y las piedras y la gente que subía andando hacían que fuera muy complicado llegar arriba montado. Salvado este obstáculo una pequeña y fácil trialera daba paso al deseado avitullamiento cuando el cuentakilómetros rezaba 20 kilómetros.

Reunidos en el avituallamiento, con un chocolate caliente y unas rosquillas las cosas se veían mejor. Casalini estaba tan excitado como un adolescente ante su primera relación sexual ¡¡¡HABÍA BAJADO LA TRIALERA!!!

Iago, Silvia, Balbís y Sara fueron tirando porque les cogía el frío allí parados mientras que Abel, Casalini y el Cheri salieron más tarde del avituallamiento. Tras unos kilómetros de sube-bajas y una bonita trialera (que Casalini volvió a bajar del tirón) conseguimos alcanzar a Silvia y a Sara. Iago el Mamut demostrando que su famosa frase de "a día de hoy follo más de lo que ando en bici y eso no puede ser" era totalmente cierta abandonó la compañía de Silvia en cuanto apareció la primera trialera y Balbís sin dudarlo ni un momento se fue en pos del de Mos.

Con la adrenalina a tope tras la trialera Casalini casi ni se inmutó cuando alguien de la organización dijo: "por la izquierda un kilómetro y medio duro, por la derecha alternativa" y se decidió por el tramo duro como el Cheri le indicaba. Silvia dudaba y preguntó "¿dónde está Casalini?" a lo que el Cheri le señaló al de Ramón Nieto que ya estaba camino de la gran petada. Al instante la duda se borró de su rostro y se tornó en determinación mientras por dentro decía

" a mi este cabrón no me jode", se sentó en la bici y se fue tras él mientras la pobre Sara exclamaba con un deje de incredulidad y desesperación en su voz "Silvia". Nunca se había sentido tan traicionada pero aún así eligió también el camino más duro. Con gran sufrimiento todos llegamos arriba y ahora si, el camino que quedaba se sucedía por una serie de bonitos y estrechos senderos que nos condujeron directamente a nuestro punto de partida.

La alegría se reflejaba en la cara de todos nosotros, unos por haberlo conseguido y otros simplemente por haber hecho una más. Esa noche Casalini se hizo pis en la cama recordando la marcha pero sabemos que ya dejó el chupete para siempre.