lunes, 6 de febrero de 2012

III DUATLON CROSS MÁMOA DE CANDEÁN





La mañana se presentaba gélida y el aspecto del cielo era amenazador pero los duatletas calentaban sus músculos dispuestos a luchar duramente contra sus contrincantes, contra las inclemencias metereológicas, contra el duro terreno y sobre todo contra ellos mismos. 140 valientes preparados para el dolor, los calambres y en muchos casos las ganas de abandonar, se agolpaban en la salida atentos a la señal del juez árbitro para dar comienzo a su particular infierno.

En cuanto se dió la salida las primeras posiciones se definieron rápidamente y cada uno fue buscando su sitio dentro del gran grupo. No cebarse a las primeras de cambio era importante para poder encarar los siguientes sectores con garantías.

Dani, en una privilegiada 10ª posición, era el primero en pasar mientras que Iago pasaba el trámite de la carrera a pie pensando y deseando que llegara el momento de montarse en su Scott y poner ese ritmo duro y aplastante que sólo él puede aguantar. Entre los dos viajaban Iván Ares, Fran, Iván, Kiko y Blanca, cada uno haciendo su carrera y preparándose para la primera transición.

Mientras yo caminaba buscando el punto más duro de la carrera de btt (una larga pendiente de molinillo donde las fuerzas de los corredores se ponían a prueba) Dani llegaba a la transición manteniendo una importante ventaja sobre Iago y los demás. Sin necesidad de verlo sé perfectamente que Iago salió de los boxes en la bici sprintando como si fueran los últimos metros de la carrera dejando ya a sus primeros rivales a sus espaldas.

Las consecuencias de la durísima rampa que tenía el circuito se hicieron evidentes con la rotura de varias cadenas lo que obligaba a algunos a los primeros abandonos de la prueba. Dani volvía a ser el primero de los nuestros en pasar, su cara y el caballito que nos dedicó demostraban que las sensaciones eran muy buenas, y el verse tan destacado hacía que la moral le diera un plus para mejorar su rendimiento. Iago venía por detrás y se le veía muy concentrado y muy acoplado en su bicicleta, su gesto hacia nosotros también transmitía seguridad y confianza.

Fran pinchó y se retiró, Blanca sufría pero seguía a su ritmo al igual que Ivan Ares, y el otro Ivan empezaba a sentir en su cuerpo lo duro que es esto.





























La segunda vuelta la vi en la rampa mása dura por donde Gustavo pasó ya con mucha ventaja sobre sus rivales aunque la sangre de su pierna derecha indicaba que se había caído en algún lugar del trazado. Las caras de esfuerzo y sufrimiento se hacían muy patentes en este punto del circuito y muchos tenían que echar pie a tierra para poder superar esta durísima rampa. Pie a tierra que no echaría Dani que en su privilegiada posición estaba muy pendiente de saber cómo venía Iago por detrás que vuelta a vuelta le iba recortando terreno. Justo tres minutos después del paso de Dani aparecía un grupo de cinco corredores donde venía Iago el cual aprovechó este tramo duro para adelantarlos y marcharse en solitario para continuar su remontada.

Los presagios se hacían realidad y el cielo comenzó a descargar una fina lluvia que endurecería el terreno significativamente consiguiendo dar a la prueba un cariz mucho más épico.















La lluvia sin duda marcó la tercera vuelta, Dani seguía en cabeza y llegó a la última transición por delante de Iago. El último repecho antes de la meta se convirtió en una trampa debido a la lluvia que lo hacía extremadamente resbaladizo y casi todos los corredores tenían que bajarse de la bici para poder superarlo. Iago pasó por este punto como una exhalación provocando los aplausos y vítores del público que allí se agolpaba. Con Dani ya por delante y a falta de la carrera a pie sabía que este ya era inalcanzable pero no importaba porque la carrera estaba siendo fantástica. Doce minutos y veinte segundos después de salir de la última transición Dani entraba en linea de meta cansado pero notoriamente satisfecho del carrerón que había hecho. Todo lo sufrido anteriormente ya no importaba, la recompensa personal de haberlo conseguido y haberse superado a sí mismo eran premios suficientes y otro aliciente para superarse de nuevo en la siguiente. De igual manera y justo cinco minutos después era Iago el que levantaba los brazos y celebraba la gran carrera que volvió a hacer de nuevo en una modalidad que no es su especialidad. Los demás fueron llegando a cuenta gotas pero todos más o menos satisfechos y contentos más conscientes que nunca que esto es muy duro y que tan sólo el hecho de llegar a meta ya es un triunfo en toda regla.













Personalmente me gustaría felicitaros a todos, que sois unas máquinas y que espero que sigáis así muchos años.