Cherireportaje: ¿Porqué nos gusta esto?

Es la eterna pregunta que la gente se hace con esta clase de aficiones, aficiones donde el esfuerzo, el sufrimiento y los malos momentos estan al orden del día. En un mundo marcado por el creciente sedentarismo donde buscamos la comodidad y el bienestar es complicado explicar este tipo de actitudes aunque quizás la respuesta esté precisamente en ese bienestar al que hemos llegado y ahora necesitemos de algo más para poder darle un poco de color a nuestra existencia.
Parafraseando al gran alpinista británico George Mallory cuando le preguntaban porqué quería subir al Everest y el respondía: "porque está ahí" yo también digo cuando me dicen que estoy loco y que no entienden como me gusta todo esto "¿y porqué no?".
El deseo de placer y aventura son sentimientos inherentes al ser humano y cuando la aventura se convierte en placer y el placer en aventura te encuentras que ya no puedes salir de ese bucle. Por supuesto son cosas que no se pueden explicar con palabras (aunque aquí lo intentemos) sino que hay que vivirlas y sentirlas para poder comprenderlas. De nada sirve explicar que es la alegría a alguien que no la conozca, esto es lo mismo.
Hay muchas formas de "locura", desde las grandes aventuras de exploración y riesgo hasta las pequeñas aficiones donde si los retos no son extraordinarios, la superación personal, los pequeños logros, el sufrimiento y el compañerismo entre otros hacen que todo tenga mucho más sentido. Aquí hablamos de MTB pero las sensaciones son las mismas para cualquier modalidad. Cuando has entrado en esta dinámica las dificultades ajenas a tu afición ya no hacen mella en ti, ya no importan los madrugones, el cansancio o el mal tiempo, sabes que son sensaciones pasajeras que pronto se verán borradas de tu mente gracias a todo lo que te aporta tu pasión.
Todo esto ha surgido a raíz de la salida de este pasado Sábado donde Iago y yo fuimos hasta el Aloia bajo un sol abrasador (36 grados) y no contentos con eso hicimos el descenso del mismo monte pero hacia el lado de Tui lo que nos obligaba a encarar una durísima subida para volver a casa. Pero en esta ocasión la magia del MTB se desvaneció cuando Iago se cayó al realizar un salto, fue una caida dura y fea (a veces las hay simpáticas y divertidas) y ciertamente nos afectó a ambos (mucho más a él lógicamente) pero continuamos nuestro descenso. El regreso fue de los más duros que recuerdo, el sol abrasaba nuestros cuerpos y las duras rampas se sucedían sin apenas descansos. Sólo oíamos a los pájaros y nuestras respiraciones ya que ni siquiera hablábamos y por una vez estábamos deseando llegar a casa. Aún en ese estado decidimos realizar casi todos los tramos por monte y finalizamos en el Galiñeiro haciendo uno de los descensos. Fue en esos instantes de extremo cansancio cuando se me planteó esa pregunta que tanto nos hacen los neófitos en el tema, estamos sufriendo como perros y mañana cuando estemos en casa estaremos deseando salir de nuevo y volver a afrontar otra etapa.
Sin duda esta pasión nuestra aúna muchas cosas, compañerismo (acrecentado sin duda por el sufrimiento, por mucho que pueda extrañar el sufrimiento compartido une más a quienes lo padecen), superación personal, contacto con la naturaleza, adrenalina, diversión y multitud de situaciones que hacen de esto algo tan especial. Como he dicho antes son cosas que no se pueden explicar, hay que vivirlas y sobre todo compartirlas. No todos los días son buenos y espectaculares pero sin duda las buenas experiencias superan con creces los malos momentos (que en definitiva tampoco son tan malos, sólo agotamiento, ganas de vender la puta bici, ese hijo de puta cómo sube y yo aquí asfixiado..., o sea cosas asumibles).
Especialmente dedicado a Iago que una vez más me demostró lo que es el pundonor y el sacrificio ya que después de la caída (que aquí os la muestro aunque no se vea muy bien) quiso seguir toda la ruta por monte tanto para subir como para bajar.